El 1 de julio aparece marcado en rojo en el calendario por diferentes motivos, pero sobre todo por uno especial: es mi cumpleaños.

Será una celebración señalada, en el que mi DNI dejará bien a las claras que ya puedo usar el término “siglo”.

• Imagino que se abre ante mí una nueva década que tendré que convertir en prodigiosa.

• Imagino que en esa fiesta de cumpleaños están, de alguna manera, mi abuela Amparo, mi tía Clarita y mi amigo Honey.

• Imagino, entre el mayor de los deseos, que seguiré mirando a mi mujer -Mari Carmen- para esperar de ella el primer regalo, sin forma material.

• Imagino que el próximo año celebro este día de nuevo, con más compañía, de la buena, de mis padres, mi hermano y mi cuñada… Aquí o allí, qué más da.

 

IMAGINANDO: Escenario undécimo

Nos hemos comido unas semanas del mes de julio, de este año 2020 que seguro nos marcará a todos, de una u otra manera.

En las últimas campanadas, era harto complicado anticipar un escenario tan dantesco como el que estamos viviendo, nada envidiable a las terribles guerras.

La desescalada iniciada hace unos días, invitaba al optimismo, o quizás las cuentas tiritando obligaban a esa perspectiva positiva.

• Imagino que pasa el verano y los números empiezan a volverse más rojos cada vez… los de los contagios.

• Imagino que el verde se hace extensible entre las economías de no pocas personas, de aquí y de allá, de arriba y de abajo.

• Imagino que los valores del miedo… como la ansiedad, el insomnio, la falta de aire, los dolores se empiezan a parecer más a los de antes, a los de siempre… porque continuamente ha habido de todo, pero no así; con tanta presencia de malestar no… así se hace bastante insoportable.

Manuel Salgado Fernández

 Psicólogo clínico y del Deporte // Col. AN-2.455