“Me haces sentir culpable”. Esta frase no es correcta del todo. Es verdad que hay ciertos entornos que pueden favorecer este tipo de sentimientos, pero se necesita un complemento esencial: ¡qué tú mismo compres esa culpa!

La CLAVE es saber escuchar, atender a las valoraciones del entorno cercano, analizar ese contenido y tomar aquello que nos pueda servir para mejorar y avanzar. El resto, con intención de dañarte, lo metes en una bolsa de esas para excrementos de perro y… a tirarla bien lejos. ¡No lo permitas!